Ramón Hache Oliva
Errante y testigo.
Sobre los dibujos y pinturas de Patricio Morrison
“No todo es vigilia la de los ojos abiertos”
Macedonio Fernández
Patricio viaja. Y aún se queda inmóvil. Quiere habitar el sueño que lo desvela, y entonces pinta. Es un dibujante jungano. Pero la pintura en sí está atareada, dibuja con la pintura, vuelve a Cézanne, a Matisse. La pintura está por encima, es decir debajo. En Patricio Morrison hablemos de figuras, la pintura no poetiza tanto como sus bestias, sus testimonios oníricos por habitar con los ojos su vida errante. En Morrison hay desvelo. Es un surrealista lingüístico, pero con el increíble derecho de soñar, como decía un filósofo barbudo.
El universo de seres, los espacios antiguos y teatrales, el clima de sobremesa y de personajes realmente vistos y llenos de espera, personajes que visten el tiempo antiguo del siglo XVIII, estilizados de épocas antiguas, de hablares antiguos, pueblan y habitan errantemente sobre el plano, a veces no hay arriba ni abajo, todo sucede de manera errante con respecto a la gravedad. El plano se habita de un dibujo suelto, realizados como en estado de somnoliencia, pero a la vez conscientes, intencionales y azarosos. Pero a la vez pareciera que él no intenta los personajes antiguos, que se le aparecen, le ocurren apariciones, y desapariciones, pareciera que de repente un personaje es antiguo sin querer. Porque en los dibujos, tanto en la pintura, como en sus cuadernos y libros intervenidos, el relevo lingüístico de Patricio es poético, no dibuja “nada más” y además habla, hay Lengua, dialogantes, irónicos, absurdos, el humor sarcástico, parlante, y de nombrar cosas, juegos de palabras, en sí: un detractor lacaniano, un testigo que hace con las palabras una ensalada de sentidos infinitos, mezclada con pintura y con teatro, con imágenes que nos remiten a los arlequines y animales de la enciclopedia, a retratos y situaciones de quien viaja y mira y espera, de quien sueña en vela y se obsesiona, porque todo lo que Morrison sueña es también motivo, y quizás Patricio Morrison no sueña, habita su sueño, lo sueña un gato, Borges que le dicta alguna cosa, lo sueña una mariposa o se confunde... porque
no todo es vigilia la de los ojos abiertos.
Ramón Hache Oliva
San Fernando 2011