Algunos aficionados de la pintura, sin ningún tipo de experiencia sería en el asunto, no tienen ningún reparo en dilapidar el objeto obra, mediante una observación destructiva que supuestamente está regida por un gusto objetivo. Está obra mía, de mí autoría, como ejemplo nada más se sircunsribe -metodologicamente hablando- en un proceso temporal y atemporal que debe el punto de su finitud a las leyes que describen ya de antemno, el destino final de las pinturas. Y cómo no están estructuradas ni sometidas rigurosamente a la tradición de la firma como convención de la cual se tiene que dudar, el tiempo, y sólo el tiempo puede decidir cuándo una pintura está realmente acabada, más allá de la voluntad caprichosa de quién la pintara. Por lo demás, el hecho accidental de que pudiese haber sido expuesta NO significa nada en absoluto en ese sentido. El arte siempre fué -en última instancia- totalmente independiente de la realidad del sistema y la demanda del plano 🐊 Cocodrilo, pronto a colapsar. Y no hablo de las modificaciones moleculares, de la danza de las partículas, ni de la muerte de los testigos receptores; sino más bien del Mundo Circundante -o Dios- que contempla el objeto, de manera directa, indirecta, y como doy a entender en forma totalmente independiente de que la obra siga existiendo en el azar del plano dudoso de la materia física. Una obra depende de los elementos matericos, quimicos y físicos, y también de un intermediario humano que la pinte; pero es difícil pensar que no tiene su origen Real en el mundo metafísico de las ideas. Por la tanto, como realización individual la obra se muestar agradecida con el pintor, tanto como el pintor con la obra, llegado el caso de que está fuese benéfica para él mismo. Porque puede ser que escaparse de uno mismo, sea otra manera de reconciliación con el propio egoísmo, después de todo hay que sobrevivir a la realidad que creamos, creamos o no. Pero si alguien usará pensar que, para que una obra no se continuara, el autor de la misma tiene que dejar de existir; nos encontramos frente a una grave crisis de valores. /Pato Morrison .
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